“Más Allá del Narcisismo el Amor” Jul. 2020
Gabriela Insua
“La única anormalidad es la imposibilidad de amar”
Anaïs Nin
Parto de la posición de considerar al amor como una colosal construcción subjetiva, estoy hablando del amor, no del enamoramiento.
Permítanme que les comparta dos párrafos de un libro esencial, “Elogio del Amor” de Alain Badiou: “:…hay en el amor un primer elemento que es una separación, una disyunción, una diferencia. Hay un dos. El amor habla, primero y antes que nada de un Dos. El segundo punto, tiene que ver con que, precisamente porque habla de una separación, en el preciso momento en que este Dos está por mostrarse, por entrar en escena como tal, y experimentar el mundo de una manera nueva, sólo puede tomar una forma aleatoria, contingente. Es lo que llamamos el “encuentro”. El amor inicia siempre con un encuentro. Y a ese encuentro yo le doy estatuto (de alguna manera metafísico) de “acontecimiento”, es decir, de algo que no ingresa en la ley inmediata de las cosas”[1]
En otro momento señala:
:”Hay también una concepción escéptica que considera el amor una ilusión. Lo que yo intento decir en mi propia filosofía es que el amor no se reduce a ninguna de esas tentativas y que el amor es una construcción de verdad. ¿Verdad acerca de qué? Se preguntarán. Y bien, verdad acerca de un punto muy particular, a saber: ¿cómo es el mundo cuando se lo experimenta desde el dos y no desde el uno? ¿Cómo es el mundo, examinado, puesto en práctica y vivido a partir de la diferencia y no de la identidad. En mi opinión el amor es eso.”[2]
Desde esta concepción de Badiou con la que coincido plenamente, entiendo a la construcción amorosa. Y lo señale en mi libro “Ojalá te Enamores. Sobre la Lógica Amorosa en la Adolescencia”
Porque, si el amor es una construcción fundamental siempre, ni que hablar cuando el amor se consigue construir en los tiempos de la adolescencia.
El amor a otro es la primera construcción objetal, o sea por fuera del propio yo y más allá de los objetos parentales.
Esta construcción es de una importancia radical como efecto y motor a la vez, del desprendimiento del Otro primordial porque implica salir a la conquista de un lugar por fuera de los límites parentales, con el miedo y la inquietud que atravesar la puerta de la infancia conlleva. Es un enorme fort-da.
En la clínica con adolescentes, muchos analistas parecen haberse identificado a los padres que reducen el amor en la adolescencia a una “cuestión de chicos”, cuando en verdad es una enorme cuestión, diría a lo grande.
Ahora bien, venimos pronunciándonos desde el feminismo contra lo que se ha dado en llamar “el amor romántico”, las y los adolescentes sin duda también lo hacen.
Tomo una definición de Diana Maffia, filósofa feminista: “El amor romántico es un invento entre el renacimiento y la modernidad que tiene que ver con fijar determinado tipo de roles a partir del cambio en la familia. La idea del amor, la sexualidad y el matrimonio unidos en un mismo espacio es absolutamente reciente. Estas vías transcurrían cada una por su lado, los matrimonios eran asociaciones con objetivos, a veces la procreación, a veces alianzas políticas o tribales. El amor y la sexualidad no siempre concurrían. El amor romántico es pensar en dos imanes que en algún momento conforman una totalidad....” [3]
Este “invento” como lo llama Maffia, termino sin duda siendo un elemento de dominación sobre la mujer, la lucha feminista entonces vino a mostrar que ese amor único y para toda la vida, ese sentimiento incondicional, ese “verdadero” amor que conllevaba sufrimiento, que no aceptaba dudas , que siempre estaba dispuesto, que esperaba sin exigir, etc., etc., era un contrato de sumisión, y que sólo recaía del lado de la mujer, pues el hombre tenía siempre un salvoconducto para justificar faltar a ese contrato.
Este llamado “amor romántico” es execrable y es una encerrona fantasmática, narcisista, sostenida a su vez en una sociedad patriarcal y sexista.
Y tantas veces ese “amor romántico” es la antesala, el telón de fondo de la violencia machista que incontables veces termina en femicidio.
Ahora bien, las y los mismos adolescentes que se oponen a este amor romántico sin embargo han vuelto al romanticismo.
El romanticismo fue un movimiento cultural en Europa en el siglo XIX que en verdad era revolucionario en relación al período neo-clásico, y que lo que sostenía era la exaltación de los sentimientos y las emociones.
Lo que se entiende como “romántico” se transforma acompañando a la época, para mi generación “Muchacha Ojos de Papel” es sin duda el romanticismo en el rock, lo que parecería lejano a una obra de Beethoven , romántico del 1800.
Hoy por hoy, romántico puede ser para un adolescente escribirle un rap a esa persona a quien ama.
Y entonces, me planteo si no es revolucionario, ser romántico, expresar artísticamente y socialmente el amor que se siente, esa preeminencia de los sentimientos , en un mundo regido por el capitalismo feroz, que necesita que se rompa el lazo social, que se ningunee al amor, ya que su subsistencia depende de lazos fútiles, frágiles, escépticos que no molesten a la productividad.
La cuestión que señalo es la lucidez de los y las adolescentes que levantan su voz contra el amor romántico, que no dejan que una relación implique desaparecer como sujetos, y que sin embargo “romantizan” su historia, si romantizar es dar prevalencia a los sentimientos.
Son tan sagaces que no confunden al amor romántico con el amor como creación.
Cada vez más escucho adolescentes que escriben poemas a su amado o amada, canciones, videos en las redes, arman junto a sus amigos escenas para hacerle saber a su chica o chico cuanto les importa.
Una vez más las y los adolescentes, salen a esclarecer al mundo adulto.
El adolescente le da importancia al acontecimiento amoroso, y se rebela contra los compromisos de poder, que pueden ser un ropaje de la violencia de género.
Pueden diferenciar que es del orden de la creación del amor y que, por el contrario, constituye un instrumento de poder de alguien sobre otro.
Las y los adolescentes visibilizan, que somos muchas y muchos los que sostenemos que amar es un acto revolucionario, si cuando hablamos del amor nos referimos a ese encuentro de disrupción, a ese acontecimiento donde la suma de dos es dos, nunca uno como el amor romántico instaló .
[1] Badiou Alain, “Elogio del Amor”, Ed. Paidós, Bs. As., 2012, pág. 33 [2] Ídem, pág. 29 [3] https://www.clarin.com/entremujeres/pareja/reflexiones-feministas-amor-romantico_0_By27vtStf.html
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