El amor, final y después
Algunas resonancias y afectaciones que la serie de Fito nos dejó
Hay algo muy íntimo en el lazo que Fito tiene con el piano.
Como si comenzara un ritual cuando “se tocan". Es acontecimiento.
Lo que le sucede allí, no solo se reduce a sus dedos, sino que ese expande y se multiplica.
Cuando toca, lo hace con todo el cuerpo.
En un principio, su curiosidad es empuje y potencia frente a lo enigmático de ese objeto
cerrado que pertenecía a su madre. Le urge abrirlo y hacer(la) sonar.
Algo de ella llega hasta él, como una memoria corporal allí, inolvidable. Previa, inaugural.
La serie tuerce la temporalidad. Lo lleva y lo trae. Va y viene. Nos deja entrever esos
primeros gestos de amor subjetivantes y constitutivos en su devenir.
Lo ubica en distintas ciudades y con otros amores pero siempre se muestra esa intimidad
con la musicalidad y en especial con ese instrumento.
No es que hacen uno, al contrario. Entre ambos parece abrirse una hiancia, superficie de
resonancias. Por eso es un lazo íntimo.
A veces es el piano el que lo toca a Fito en sus más profundas sensibilidades y lo hace
escribir cosas tan bellas, como por ejemplo, que el amor le abrió una herida…
Y en cada herida se escribió una canción. Como si en cada canción uno pudiera encontrar
las marcas de lo perdido. La serie permite conocer el trayecto que transitó, los vaivenes de
su vida en los que casi se deja perder con lo perdido y la vuelta a la vida de la mano del
amor y la amistad. La serie muestra también otro de nuestros mantras, aquel que reza que
"nadie se salva solo". Así es que son varias las manos que lo levantaron y lo abrazaron,
hicieron las veces de ese amor maternal que la tragedia le arrebató a sus 8 meses de vida,
confirmando lo real de su mantra: nadie puede -y nadie debe- vivir sin amor. La muerte del
amor primario que nos enlaza al mundo al que venimos, el duelo de su padre, el terror de la
dictadura, el desarraigo, la muerte de su padre y el brutal asesinato de esas abuelas que
supieron maternarlo son las tragedias que le tocó sortear y de las que ha intentado
sobrevivir por medio de (el exceso) recurso a los quitapenas. Pero es en la música donde
Fito logra un saber hacer allí con las pérdidas. Es en la música precisamente donde se ha
escondido siempre la llave, a su pasado, presente y futuro. Y de ahí la necesidad imperiosa
de quitarle la llave a ese piano que el duelo del padre clausuró y conectarse con ese rasgo
materno para saberse hijo de esa pianista. Ese padre cuyo amor por su hijo pudo más que
su pena y pudo darle la llave, el título de propiedad de ese piano que le va a abrir las
puertas al mundo, transmitiendo en ese acto el legado de la madre. Fito es agradecido,
honra con su oficio su legado, de su madre pianista y de su padre fanático de la música. La
música sin duda es el nudo que ha unido a los tres y del que él ha sabido servirse y hacer
de eso su oficio. Fito supo hacer pero no fue sin el amor de y por los otros, sin consagrarse
hijo de ese legado que siempre lo abrazó.
Pero esa llave también es el amor. Esos amores que nacieron como todos, de encuentros
casuales, fortuitos y afortunados y que por eso se volvieron tan necesarios para su vida.
Después de todo, el amor por lo perdido y lo encontrado siempre fue la causa para producir,
y esa mirada mística que le hizo ver una bola sobre el piano donde otros solo vemos el
reflejo del sol. Ese amor del que afortunadamente siempre hubo un después de cada final.
Emilse Pérez Arias
Suyai Verón
Una lectura sobre
“Lars y la chica real”
Psinefilos
Una lectura sobre “Lars y la chica real”
Armando ficciones.
“Experimentamos la vida en la zona de los fenómenos transicionales, entrelazamiento de la subjetividad y la observación objetiva, zona intermedia entre la realidad interna del individuo y la realidad compartida del mundo, que es exterior a los individuos.” D. W. WINNICOTT
Continuamos encontrándonos e intentando articular lecturas posibles desde el cine y el psicoanálisis y en esta oportunidad elegimos el film estadounidense/canadiense “Lars y la chica real” escrito por Nancy Oliver y dirigida por Craig Gillespie.
Abrimos el juego con aquella cita de Winnicott ya que pensamos al protagonista allí, anidando, en ese espacio transicional, en esa zona intermedia que le funciona como ensayo-sayo* para la vida.
Les compartimos este breve recorrido que fuimos trazando sobre la obra cinematográfica y les invitamos a disfrutarla y a que si lo desean, nos regalen sus lecturas.
Un cuerpo posible.
"Decir que el cuerpo es una realidad, implica decir que el cuerpo no es primario. No se nace con un cuerpo. Dicho de otra forma, el cuerpo es de la realidad, pero en el sentido de que la realidad tiene un estatuto subordinado: es algo que se construye". Colette Soler
En distintos momentos del film, se pone de manifiesto la relación que Lars mantiene con su cuerpo y los cuerpos del otro. Vemos todos los rodeos que realiza para evitar el acercamiento y el contacto. Siente dolor cuando lo tocan. Este cuerpo es sede de un padecimiento. Pero ¿de qué dolor se trata? Pareciera que hay una pérdida que no pudo ser velada. Un real inmenso.
En escena aparece un objeto, inventado por él mismo, que curiosamente ofrece la posibilidad de empezar a tolerar aquello. Para Lars, una zona intermedia. Allí comienza a trazarse un borde donde un cuerpo podría acontecer y por fin, habitarse. Vestirse con palabras, no sólo con dolor. Citando a María Luján Iuale“…palabras que enlazan cuerpos y enlazan con la vida"
“El cuerpo hablante viene siempre a oponerse al cuerpo del individuo. Habla y testimonia del discurso como lazo social que viene a inscribirse sobre el cuerpo.” Eric Laurent.
El cuerpo como documento en el que se imprime la instancia de la letra e invita a ser leído, habilitando así, la posibilidad de un margen de libertad. Para el protagonista, en transferencia, se abre la oportunidad de pasar de ser testigo de su padecimiento a dar testimonio de ello. Como dice Alejandro Ariel “ que uno haga síntoma por la vida quiere decir que uno hace una versión”
Una trama de tramas.
“Con hilos de palabras vamos diciendo, con hilos de tiempo vamos viviendo. Los textos son como nosotros: tejidos que andan." Eduardo Galeano
Lars va tejiendo su ficción y lo hace en la medida que va entramándose con otros. Se encuentra con lazos posibles que resultan para nada indiferentes y que soportan su síntoma. Si, como pensamos en el apartado anterior,entendemos al síntoma como un texto que invoca a la lectura, podríamos considerar la invención sintomática de este personaje como un llamado al otro para hacerlo consistir y no deshacerse en el intento. En palabras de Julio Moscón “…se trata entonces, de que el sujeto pueda inventar algo con eso que lo afecta, y que es la cifra de su síntoma”
El pueblo en donde la trama tiene lugar,acompaña no solo como testigo de su padecer sino, también, haciéndole cuerpo. Se entraman en su mundo ficcional. Gestos de amor que dan pie a una nueva escritura y cosen aquellos retazos sueltos del protagonista.
Por último recortamos la intervención de un personaje, la doctora Dagmar, quien en su función de lectora va hilvanando la verdad de Lars desde una posición ética como la del analista quien deja en suspenso su propia subjetividad para que allí aparezca un solo sujeto: el analizante. Siguiendo a Gabriela Insúa“Pensar que alguien pueda tomar la palabra: Esa es una posición ética”
“…Que hay algo por decir, y que llegará a ser escuchado, que tendrá sentido, o sentidos, si logra ser escuchado…” Lila Feldman
Referencias:
D. W. WINNICOTT “REALIDAD Y JUEGO”, Página 17 Editorial Gedisa Barcelona, 1993
* “A quien le quepa el sayo, que se lo ponga” Dice un viejo proverbio surgido de lo popular. La expresión refiere a que, si alguien se siente aludido en algo, no debe tratar de culpar a nadie sino que, antes debe ubicar en su propia persona esas culpas.
Colette Soler “El cuerpo en la enseñanza de Jacques Lacan”, Página 1
Éric Laurent“El inconsciente es la política” Página 3
María Lujan Iuale“lo virtual en la clínica analítica”Fragmento extraído de video-conferencia.
Alejandro Ariel “La interpretación” Capitulo “interpretación y transferencia” (conferencia 06-06-1989) Página 27
Julio Moscón “Escritos breves versiones de la letra en psicoanálisis”Página 28
Gabriela Insúa “Volver al método” Página 72
Lila Feldman“La clínica psicoanalítica con adolescentes: una apuesta política”
Lic. Mercedes Molina
Lic. Suyai Verón
Lic. Stella Romero
Lic. Javier Calcagno
Psinéfilos
Una lectura sobre JoJo Rabbit.
“Entre la ternura y el espanto”
“En el juego, y solo en el, pueden el niñx o el adulto crear y usar toda la personalidad, y el individuo descubre su persona solo cuando se muestra creador.” D.W.Winnicott. Realidad y juego, pág 80,Edit. Gedisa
En unos de esos momentos especiales en los que la coyuntura entrelaza deseos, nos encontramos proyectando un espacio distinto de producción que nos convoca a pensar una lectura posible sobre algunas obras cinematográficas que elegimos seleccionar.
Así fue como llegamos a una película recomendada por la colega Lila Feldman que nos sorprendió particularmente por lo poco usual de su presentación. En ella podemos ver, con sorpresa, que el protagonismo de la misma tiene que ver con la infancia.
Desde este punto de partida nos incitó Jojo Rabbit, un pequeñito niño que transita las vicisitudes de los finales de la Segunda Guerra mundial, a pensar entre varixs.
Queremos compartirles en esta ocasión una breve descripción de esos andares y les invitamos a disfrutar de esta hermosa película así como también a sumar sus lecturas y comentarios.
Una historia sobre nudos.
“Hablar de ternura en estos tiempos de ferocidades no es ninguna ingenuidad. Es un concepto profundamente político. Es poner el acento en la necesidad de resistir la barbarización de los lazos sociales que atraviesan nuestros mundos.”
Ulloa, F. (1999) Sociedad y crueldad. Buenos Aires, Argentina.
A nuestro protagonista de hoy JoJo Betzler, un niño de tan solo 10 años, lo vemos enfrentarse a lo que pensamos como distintos “nudos” que a lo largo del relato se le presentan. Entre su posición ética, más tierna e íntima, y la moral que aparece de un modo curioso al principio y en su ferocidad más grande hacia el final.
Estos “nudos” que no logra resolver se representan también en su sobrenombre “Rabbit” apareciendo a lo largo de toda la película, y simbolizados también en los cordones de sus zapatos que no puede atar sino hasta un poco antes del final. Allí luego de atravesar una pérdida radical se enlaza desde el amor y el deseo a su mayor conflicto, pudiendo por fin, “anudarse”.
Un lugar para el semblante.
En este recorte que hacemos del film, elegimos traerles a otro personaje que aparece en la historia. Se trata de un oficial del ejército (Klenzendorf) que acompaña al protagonista ubicándose como testigo y causa, desde principio a fin, de todos esos momentos de nudo y conflicto que Jojo atraviesa (¿Posición del analista?)
Impensablemente, acompañado por este personaje especial, es que Jojo puede terminar de tomar una posición y de “…reconocer en el otro a ese extraño que anida en él mismo, en su alteridad más radical e irreductible, asumiendo su propia extranjeridad” Lalengua. Publicación de la comisión de enlace de Bs As. Dimensiones actuales del lazo social, la irrupción de lo real. El otro, el semejante, el prójimo. Pág 14. Adriana Hercman
Pensando en las infancias, en estos tiempos tan singulares que nos tocan atravesar, abrimos el juego virtual de la producción implicada y colectiva, siempre desde nuestra humilde y deseosa posición…
Gracias como siempre por sus lecturas…
"Un buen analista es una ávido lector.
[...] La cuestión es de que modo leer cuando en realidad lo que se lee se está produciendo en el mismo instante que es leído."
"Volver al método" Gabriela Insúa. P.107. Letra Viva
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